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En medio de alucinaciones un vendaval de letras se aproxima a la ciudad.
Desplazado el silencio, los espirales de la tormenta construyen prosa y algún breve poema.
En el haikú de la tarde se encierran años de recuerdos.
Plasmados en los colores que se desvanecen.
La noche inunda y los sueños húmedos conquistan el aliento.
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Sucede que la página en blanco es poderosa, nada fácil de vencer.
Al parecer se secó la tinta de mi teclado, y por más que intentaba no se pintaban las letras. Ahora he podido hacer un pacto y estoy de regreso.
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