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Este mes de Junio aparece en internet el número 36 de la revista
al margen . net, con lo cual se cumplen 3 años de su aparición mensual con material literario de autores de América y Europa. Por las características de la internet los lectores se cuentan de todos los continentes del mundo.
Es difícil evaluar el impacto en un medio tan disperso, pero los correos y los accesos a la revista siguen aumentando, la tarea es imaginarnos
al margen . net impresa, para llegar también a aquellos que no tienen la facilidad de la internet.
¿Cómo se imaginan una revista impresa? tamaño, color, contenido, precio, ¿podría yo saber lo que hay en las mentes del lector?
Aún mejor, ¿habrá manos y mentes dispuestas a participar en la empresa de imprimir?
Y como el espectáculo debe continuar aviso que continua mi
wÓrld tour
con
Caracas Venezuela (3 a 9 de julio) y
Bogotá Colombia (10 a 15 de julio).
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Hago castillos con nubes
sé que el viento nocturno
lo borrará todo
y podré volver a empezar.
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Hay una lluvia indecisa. El canto del viento pospone la humedad inminente. Se contiene el aliento por un segundo. Las alas de la imaginación, la empresa de atreverse a volar y surcar las rutas, hasta traspasar las fronteras.
La anciana que siempre había rezado en el templo pierde la esperanza. Los tanques destruyen a su paso y vomitan sangre de su afilada boca. Los oídos se cansan de tantas mentiras y los ojos desconfían del traje y la corbata.
Su cabellera vuela libre y se deja llevar por los poemas. La fricción del cuerpo luminoso y la tierra fértil. Una pausa, un sueño colorido contrasta con el gris del cielo, un silencio que es la coartada abstracta.
Gritan las ofertas en los pasillos, en los árboles brotan los frutos del robo y el engaño. La promesa es siempre dulce, el sabor no siempre es fiel. El ruido hipnótico construye laberintos donde se pierde inevitablemente cada vez.
El tacto extiende su trepadora enredadera. Abraza, ahoga, las primeras gotas caen. Las serpientes en el cielo se revuelven y se disfrazan del color de la noche. Los monstruos en los que no creíamos comienzan a rugir.
El cuerpo roto yace abandonado. Mientras tanto un imbécil se llena los bolsillos de plata y piensa escapar lejos. Los brazos se quedarán vacíos a partir de la noche. La luna sigue pintando los platas y los claroscuros. Las voces no alumbran lo suficiente.
Un susurro se desplaza. El oleaje cubre su cuerpo que espera. El ángel puntual aparece en la ventana que siempre está abierta. Los fantasmas huyen, no volverán jamás. Enciende una llama en su vientre. La música no dejará de tocar.
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En la aventura de la lectura siempre se es autodidacta, puede que tenga uno recomendaciones o sugerencias, pero la última decisión de leer es propia. Las primeras lecturas que recuerdo ( y se debe a que especialmente me marcaron de alguna forma) fueron los cuentos de Edgar Allan Poe,
La metamorfosis de Kafka,
Moby Dick,
El principito. No sé cuándo las lecturas son ya de adultos o de cierta madurez literaria, si eso ocurre en algún momento, mis lecturas fueron
La divina comedia y
Casi el paraíso de Luis Spota.
Hay un perfecto personaje con el que me identifico, el naúfrago (el único personaje de hecho) que llega a la isla desierta donde ocurre cierto día un milagro.
Me refiero por supuesto a
La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares.
Y sí, de Julia. Porque Julia feliz pasea del brazo del diablo y no le importa el qué dirán, porque Julia es una
outsider, siempre en su interior hay una batalla y una dignidad y una convicción que no se quiebra a pesar de las reglas y la vigilancia. Porque Julia puede desplazarse por el tiempo, entre la realidad y la ficción. Sí, amo a Julia, cuando es real y cuando es letra.
De Julia:
1984 de George Orwell,
Los recuerdos del porvenir de Elena Garro y en un poema de Ricardo Yáñez de su libro
Ni lo que digo.
El proceso de Franz Kafka es el libro más reciente que leí. Sin querer han resultado paralelismos muy interesantes con los asuntos de política nacional e internacional, no es nada descabellado cuando se califican de kafkianos. A veces no importa el fondo, ni siquiera se saben las causas. Es sólo cuestión de procedimientos y de acciones desarticuladas, que nadie sabe a dónde van o por qué.
También debo declarar que he abandonado libros, uno de ellos es
Porque parece mentira la verdad nunca se sabe de Daniel Sada. Es la segunda vez que intento leerla, pero de igual manera la he dejado. Intuyo que fue el intento de escribir una novela perfecta, pero dista mucho de serla. Y si los libros no son buenos, es imperativo dejarlos de inmediato; hay poco tiempo y muchas letras.
He comprado libros de poetas y escritores de la ciudad: un libro de cuentos de Antonio Marts y poemarios de Hugo Plasencia Madrid y Diego Villaseñor.
En este momento leo
De jardines ajenos de Adolfo Bioy Casares y
Textos recobrados 1919-1929 de Jorge Luis Borges. Tengo que decir que admiro sobremanera a los escritores argentinos de esa generación, los puristas permítanme la analogía futbolera, pero pensar en una media cancha de fantasía con Julio Cortázar, Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges es una delicia.
Ser un libro, lo soy. Soy lo que escribo: mis poemarios inéditos
La superficie no es plana,
Laberintos y encrucijadas y
Habitual Soledad. Soy las interminables novelas que dejo incompletas y que se transforman:
Kill me Sarah, Ángel de fuego, Gone. No podría ser más que mis propios libros, sí, por supuesto que influenciado por cada letra que a través de mis ojos transcurre.
Vivo en una isla, no tengo que ir más allá para tal ejercicio. Y en esta isla donde vivo afortunadamente puedo acceder a cualquier libro, puedo ir y venir con letras. Pero también confieso que me gustaría vivir en otra isla, y en tal lugar no se necesita preocuparse por cuál libro llevar, porque allá está la fuente de donde brotan las letras, no hay sed en tal lugar, ahí se engendra la poesía por excelencia.
Atiendo así a la invitación de
Odyseo en primera instancia, y de la chica
7 duendes.
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La tarea para hoy es visitar el número
35 de la
revista
al margen . net.